La carta a los Romanos es en gran parte una exposición sobre la vocación cristiana. No sólo nos parecerá difícil sino que lo es. Encontramos en ella discusiones y una utilización de los textos bíblicos que desconciertan, porque Pablo argumenta cómo había aprendido en las escuelas de los rabinos. Pero conviene recordar que Pablo no expone un sistema doctrinal, una teología, sino que recurre constantemente a su propia experiencia. El encuentro con Jesús resucitado, la conversión que lo puso al servicio del Evangelio, y posteriormente la amplia experiencia de su vida de apóstol, son las bases de su visión de la fe. La carta se la a visto siempre como una obra maestra de Pablo, tanto se le observado desde el punto espiritual como intelectual. Hombres importantes la han valorado de una forma muy especial. Crisóstemos debe de haberla leído por lo menos una vez por semana. El Poeta Coleridge la trató como una de las obras más profundas que se hayan escrito. Calvino dijo: él abre las puertas a los tesoros de la Santas Escrituras. Lutero la declaró como El manual del Nuevo Testamento. Y el más puro Evangelio. Y Melanchthon la escribió dos veces para poder conocerla bien. Godet la señala como edificio alto de la vida cristiana. Este valioso comentario bíblico será de tremenda ayuda al momento de interiorizarse dentro de las escrituras paulinas dirigidas a los cristianos en Roma. Una herramienta de estudio y preparación de sermones que fascinará a todo aquél que la utilice.
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