Hace tres mil años, un sabio dijo, “instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”. Un buen entrenamiento o instrucción no es solucionar crisis; por el contrario, es aquel proceso que se debe hacer antes de enfrentarlas o de tener que disciplinar a los hijos.
La mayoría de las personas asumen la paternidad por accidente, no lo hacen de manera deliberada o planeada. ¡Imagínese si se construyera una casa de esa manera!
No tenemos que reinventar la instrucción. Existen principios para instruir a los niños, y métodos que han funcionado desde la antigüedad.
Negarle la información o entrenamiento a un hijo es abandonarlo deliberadamente y es semejante a empujarlo hacia un mar de opciones y de pasiones, sin un barco ni una brújula.
Michael y Debi Pearl, padres de 5 hijos y 14 nietos (y otros cuantos que vienen en camino), han compartido sus valiosas y exitosas experiencias de entrenamiento de niños por más de tres generaciones. Sus libros se han vendido por miles, en diferentes idiomas. También muchos padres han testificado de las experiencias y cambios de vida que han visto al aplicar los principios aquí expuestos. Los autores han recibido muchas cartas de agradecimiento de jóvenes adultos cuyos padres los instruyeron según los principios y métodos que los Pearls han compartido y ahora ellos están instruyendo a sus propios hijos de la misma manera.
Instruir es un gozo, es productivo y ¡funciona!
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