Desde tiempo inmemorial, el pueblo hebreo ha sido un enigma que ha dejado perpleja a la humanidad, porque sigue existiendo a pesar de los muchos intentos que ha habido por destruirlo. Su origen, importancia en la historia universal y porvenir, han sido temas que han apasionado a los cristianos de todas las épocas. Según la Biblia, el pueblo hebreo es determinante para el cumplimiento de la voluntad de Dios y la suerte de todas las naciones del mundo. A pesar de sus fracasos y pruebas, Dios no ha desechado a su pueblo. Esta consoladora verdad destaca que, basado en su gracia, Dios cuida de los suyos y cumple su plan perfecto en ellos. Este hecho debe animarnos a vivir siempre fieles a Dios como recominenda el apóstol Pablo: "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártense de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. (2 Timoteo 2:19)
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