Vivimos en una sociedad donde todo el mundo dice que es un cristiano. Sin embargo, el pecado y la corrupción abundan. Según la opinión popular, la religión no tiene que afectar nuestra vida diaria. Una persona puede ser un "buen cristiano" aun cuando su vida personal anda mal. Esta actitud a veces afecta a la iglesia evangélica también. Pablo escribió a Tito acerca de una iglesia antigua afectada por esta misma actitud. Su respuesta es que nuestra vida tiene que estar de acuerdo con nuestra doctrina. Una sana doctrina produce una sana conducta. La única manera de confirmar la verdad del evangelio que proclamamos es por medio de una vida transformada por la gracia de Dios. Esta vida servirá como un adorno brillante para nuestra fe.
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