Algunas lecturas nos acompañan como un recuerdo pasajero y otras, en cambio, se quedan con nosotros como una presencial fiel que ilumina y fortalece la vida. Desde las primeras páginas de este libro uno percibe que no se trata de un texto más en la abundante oferta de literatura devocional, sino un compañero de camino que se deja abrir cada día, de día y de noche, para recordarnos que nuestra vida necesita sostenerse sobre el firme fundamento de la Palabra de Dios.
El título, inspirado en Josué 1:8-9, no es una simple alusión poética, sino una invitación a una forma de vivir la fe. En ese texto bíblico, Dios anima a Josué a meditar constantemente en su Palabra y a mantenerla en los labios y en el corazón como fuente de su fortaleza y dirección. La promesa que acompaña el mandato es que el Señor estará con Josué dondequiera que él vaya. Quien habita en la Palabra, cuenta con la compañía de Dios. Y para eso se ha escrito este libro, para quienes deseamos caminar cada día, en la luz y en la sombra, sostenidos por la voz del Señor y permitiendo que su Palabra sea la guía que dirija nuestra vida.
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