El Evangelio de Lucas es uno de los libros más bellos y fascinantes del mundo. De hecho, el tercer Evangelio se distingue por su estilo literario, por su vocabulario y uso que hace del griego, considerado por los eruditos como el más refinado del Nuevo Testamento. Pero su mayor belleza está en narrar la historia de la salvación (Lc 19.10). El autor trata de mostrar, siempre de forma bien documentada, que el plan de Dios en salvar a la humanidad, revelado a través de la historia, se cumplió cabalmente en Cristo cuando Él se dio como sacrificio expiatorio por los pecadores (Jn 10.11). Dios sigue siendo Señor de la historia y el advenimiento del Mesías para establecer su Reino es la prueba de ello. Lucas muestra que es a través del Espíritu Santo, primeramente trabajando en el ministerio de Jesús y, posteriormente en la Iglesia, que este propósito se efectuaba.
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