Muchos cristianos consideran erróneamente que un verdadero cristiano no se deprime, y ese malentendido no hace sino incrementar el malestar y la culpa de los que ya están angustiados mental y emocionalmente. El autor, David P. Murray, acude en defensa de los cristianos deprimidos con el postulado de que este mal sí les afecta. Nos explica cómo y por qué los cristianos debieran estudiar la depresión, en qué consiste esta, y la clase de enfoques que los cuidadores, los pastores y las iglesias pueden adoptar para ayudar a quienes la sufren. Con gran claridad y una aguda sensibilidad bíblica, el Dr. Murray ofrece ayuda y esperanza a las víctimas de la depresión, a los familiares y amigos que cuidan de ellas, y a los pastores que atienden a estos miembros heridos de su rebaño.
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