Jesús solía enseñar a sus discípulos con relatos llamados parábolas. Tres de las más preciadas parábolas, "Los talentos", "El hombre rico", "Lázaro", y "Los dos hijos", se presentan juntas para reforzar importantes principios. Nos enseñan cómo ser buenos sirvientes de nuestro tiempo y nos muestran las cosas que hemos recibido. En un mundo egocéntrico, estas verdades eternas nos ayudan a centrarnos en nuestra fe en Dios y en Su poder para ayudarnos a vivir nuestras vidas de acuerdo con sus Enseñanzas.
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