A lo largo de los siglos los exégetas bíblicos han defendido tradicionalmente una posición de subordinación para la mujer, tanto en la iglesia como en la familia.
En la actualidad, esto ha cambiado y muchos de ellos mantienen que las Escrituras enseñan igualdad y sumisión mutua entre los dos sexos, en vez de jerarquía. Y la mujer desarrolla funciones y ocupa puestos que tradicionalmente habían estado reservados exclusivamente al hombre.
La autora afirma en este libro que todos aquellos que pretenden adentrarse en el Siglo XXI convencidos que desde la perspectiva bíblica la tarea principal de la mujer es dar a luz hijos y aliviar el apetito sexual del hombre, han olvidado una cuestión importante, entre otras, a la hora de interpretar las Escrituras, la distinción entre lo que tiene un carácter permanente y lo que tiene un valor temporal.
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