La propuesta de la teología de la liberación, consistente en reducir el evangelio a un texto de moral, la fe a una motivación ética para la praxis política y la teología a una reflexión moral sobre la praxis humana, conduce a la resurrección de la vieja religión moralista del judaísmo veterotestamentario. En el marco de tal propuesta, el evangelio se convierte en un nuevo código legal, la fe en la búsqueda de la perfección moral al estilo del más puro legalismo farisaico y la teología en una mera reflexión ética que, precisamente por ser tal, carece por completo de la vida y del aliento del Espíritu. Esta es la propuesta teológica real de la teología de la liberación. Detrás de sus aires de cientificidad y de su impecable ética social humanista, la teología de la liberación contiene la reivindicación de una nueva ley moral que termina atando y extinguiendo al Espíritu (1 Ts. 5:19), y dando muerte a los hombres, “pues la letra mata, mas el Espíritu da vida” (2 Co. 3:6). Marcos Membreño Idiáquez. Filósofo, sociólogo e investigador nacido en Managua (Nicaragua) en 1956. Perteneció a la Compañía de Jesús por más de siete años en los que fue compañero de los teólogos Ignacio Ellacuria, Jon Sobrino y conoció a Gustavo Gutiérrez. Fue profesor de una universidad católica jesuita –Universidad Centroamericana–, en Managua, durante casi veinte años consecutivos, llegando a desempeñar en dicha universidad el cargo de Director de la Dirección de Investigaciones. Después de haber dejado los jesuitas, se volvió un “católico no practicante”. En el año 2003, a partir de una profunda experiencia de fe que vivió durante unas vacaciones en la República de El Salvador, abandonó el catolicismo y se convirtió al protestantismo. Hoy trabaja como consultor independiente y se congrega en la iglesia evangélica “Comunidad de Renovación Familiar Hosanna”, en Managua.
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