Se viajó a India en 1793 con su reacia esposa y cuatro hijos para llevar el mensaje de Jesucristo a los hombres y mujeres viviendo sin la esperanza del evangelio. Enfrentó tanto sufrimiento allí que es asombroso que William Carey no haya abandonado su misión y regresado a su país. Todo lo contrario, se quedó por 40 años y enseñó la Palabra de Dios a este país. Carey supervisó más traducciones de la Biblia que se hayan hecho en la historia del cristianismo. La vida nunca le fue fácil, pero Carey simplemente se negó a abandonar su llamado. Su fe se probó cuando un fuego desbastador destruyó todo su trabajo literario. Su vida ha inspirado a un sin número de personas tanto de su época como del presente.
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