Hay ciertos libros que todo creyente debiera leer, y este, sin duda, es uno de ellos. Basta leer sus primeras páginas, sobre cuánto cuesta ser cristiano (Lc. 14:28), para comprender que no estamos ante uno de esos muchos libros populares en los que hay que pasar cientos de páginas para poder encontrar algo con cierta sustancia, que no resulta ser mucho más que un poco de psicología barata. Esta obra nos muestra cómo ser cristiano significa luchar contra el pecado, el amor a la vida fácil y el favor del mundo. Ya que "una religión que no cuesta nada, no vale nada" (p.. 17). Por lo que no debemos presentar solo una parte del cristianismo, confundiendo la emoción con la fe.
Para Ryle, solo hay un camino de salvación (Hch. 4:12) por la naturaleza del hombre, que muestra cuán inútil es toda religión en la que Cristo no ocupe el primer lugar (p. 42). Su exposición del pecado (1 Jn. 3:4) muestra el terrible estado de una persona sin Cristo (Ef. 6:12). Y el significado que da al nuevo nacimiento (Jn. 3:3) muestra la necesidad y evidencias de la regeneración con una claridad extraordinaria.
Vemos aquí la Cruz (Gá. 6:44) que revela que Cristo es el todo (Col. 3:11), con todas sus consecuencias. Por ello, este libro no evade un tema tan impopular como la separación del mundo (2 Co. 6:17), con todas sus falsas ideas, pero también su auténtico sentido. Es así como analiza el verdadero amor (1 Co. 13:13), celo (Gá. 4:18) y felicidad (Sal. 144:15), con toda su profundidad y carácter práctico. Aquellos que tienen la costumbre de subrayar en los libros aquellos pensamientos a los que luego quieren regresar, encontrarán pocas líneas aquí que dejar intactas, ante tanto material sobre el que no solo hay que meditar, sino caer de rodillas en auténtica humillación, quebrantado por un profundo sentimiento de indignidad ante un nombre tan santo como el de cristiano.
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