«Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto» (Juan 14:7). Jesús es la piedra angular de la fe. Es en él que el cristianismo encuentra su distinción en medio de las religiones del mundo. Él es el Hijo de Dios encarnado, la revelación distintiva y única del Padre. Sin embargo, con frecuencia comenzamos el proceso de formulación teológica, no con la persona de Jesús, sino con argumentos filosóficos en cuanto a la existencia de Dios y construcciones lógicas para determinar la naturaleza de Dios. ¿Cómo podría ser afectado nuestro entendimiento si en cambio tomáramos a Jesús como nuestro punto de partida para hacer teología? En Comencemos con Jesús el respetado erudito Dennis Kinlaw explora esta pregunta, revelando respuestas profundas. Buscando describir la naturaleza de la relación que Dios desea tener con nosotros, él explora tres metáforas —real/legal, familiar y nupcial— las cuales sirven de motivo para su reflexión. Tomando categorías teológicas familiares, Kinlaw las visualiza a través del lente primario de la persona y la obra de Jesús, y encuentra que Jesús revela ricos cuadros de la naturaleza de Dios, la naturaleza de su persona, el problema del pecado, el camino a la salvación y, por último, los medios de santificación por la vía del amor perfecto. La sabiduría destilada de uno de los pensadores más prolíficos de esta generación, el Dr. Kinlaw, te dirige hacia lo profundo del santuario de la Santa Trinidad y te muestra a tres distintas personas relacionándose entre sí con un amor puro y recíproco. —Robert E. Coleman, distinguido profesor de evangelismo y discipulado del Seminario Teológico Gordon Conwell. Cada vez que leo algo escrito por Dennis Kinlaw, mi mente se estimula y mi corazón extrañamente se siente cálido. Comencemos con Jesús es otro libro importante de un hombre en verdad dotado. —Lyle W. Dorsett, Profesor de evangelismo Billy Graham, Beeson Divinity School. El enfoque revolucionario de Kinlaw en hacer teología es mucho más que eso. Es un enfoque revolucionario a la vida. Kinlaw localiza el máximo propósito en un lugar que la iglesia ha olvidado, y lo hace con mucha gracia, con una argumentación bíblica poderosa y estrechamente razonable.
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