Compuesto en un estilo que a Menéndez Pelayo le desagradaba por su “gracia desvergonzada y plebeya”, hasta calificarlo de “volteriano en profecía”, y que atraerá a cualquier lector de hoy por el cuidado equilibrio entre laconismo y riqueza expresiva, creación verbal cultista y manejo magistral de registros como el refranero, el Tratado del Papa es también un crisol fascinante de géneros y la obra cumbre de Cipriano de Valera, llamado “el hereje español”. Las vidas de los papas son el eje articulador de las razones de quien considerándose “fiel ortodoxo y católico cristiano” luchaba a la vez contra los “romanistas”, los “canonistas” y los “papistas”. Se construye así una singular miscelánea, en la que caben desde el largo relato de la persecución en Sevilla al de la propagación de la sífilis por Europa o el escándalo de las solicitaciones en confesión, dirigida a una España que ha de abrir sus ojos a la verdad.
0
0 opiniones