Lucas 1-10. Meditaciones sobre los evangelios

Desde hace bastantes años ya, hemos podido disfrutar de tener en castellano los Comentarios de J.C. Ryle sobre los cuatro Evangelios. Ahora podemos celebrar la aparición de una edición totalmente nueva de la que fue, sin lugar a dudas, la obra maestra del muy conocido y muy querido obispo anglicano de Liverpool del siglo XIX.
Se trata de una nueva traducción, algo que se hacía cada vez más necesario: la versión anterior es muy antigua y está llena de arcaísmos tanto en los términos empleados como en la ortografía (por ejemplo, "muger"); y la versión bíblica empleada es la Reina-Valera de 1909. La nueva versión de Peregrino es fluida, fácil de leer, con un tipo de letra grande y muy legible. Además, esta nueva edición está más completa que la anterior, ya que se han incluido las notas del propio Ryle, sin las cuales faltaría una parte importante de la obra original.

Es difícil exagerar los méritos de Ryle, como podrá confirmar cualquiera que haya leído alguna de sus obras. Algunos de esos méritos antes mencionados son:
(1) Un profundo dominio de la teología verdaderamente bíblica y cristiana;
(2) una auténtica preocupación pastoral por toda clase de personas;
(3) un don para presentar verdades elevadas en un lenguaje y un estilo accesibles a cualquier lector;
(4) una combinación sensible de explicación y aplicación, y de ayuda para el creyente a la vez que de reto para el aún no convertido (en el caso de sus comentarios sobre los Evangelios, como el que aquí presentamos, estos resultan ideales tanto para creyentes como para no creyentes); y
(5) su capacidad para "discernir los tiempos": en esto, tal fue la grandeza del hombre que ese discernimiento suyo no parece perder su pertinencia con el paso de los años.

Es cierto que en el mercado de libros cristianos hay comentarios bíblicos más "técnicos" y más "académicos", pero para cualquier persona que quiera entender mejor (en este caso) el Evangelio según Lucas 1-10, y que quiera sentir su mensaje hoy, sería difícil recomendarle a alguien mejor que J.C. Ryle.