Desde el principio del cristianismo, los comentaristas bíblicos compiten entre sí para describir la grandeza del evangelio que escribió el apóstol Juan. Usan palabras como "joya", "diamante", etc. para referirse a su belleza. "Tierno" y "el corazón de Cristo", para aludir a su espíritu, y "voz de trueno" al hablar de su poder e impacto.
Cualquiera que sea la opinión que usted tenga de este maravilloso evangelio, no debe dejar de estudiarlo, porque contiene enseñanzas de incalculable valor para la vida cristiana.
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