¿Alguna vez ha tratado de comprar un regalo para una persona que lo tiene todo? Resulta muy difícil encontrar algo adecuado. La iglesia de Corinto era esa clase de iglesia. Debe haber sido difícil colaborar como líder de una congregación así, porque estaba acostumbrada a tener lo mejor de todo.
Habían pasado por allí los maestros más reconocidos de ese entonces, tal vez los mejores de toda la historia de la iglesia, entre ellos el apóstol Pablo. También Pedro y Apolos habían predicado allí. ¿Cómo puede uno esperar servir al Señor en una iglesia así? No obstante, las cosas no marchaban del todo bien en la congregación porque aunque tenían todo, les faltaba algo importante: el amor.
Los hermanos de Corinto tenían que aprender a amarse unos a otros y manifestar ese amor en forma práctica. Al considerar aisladamente los problemas que enfrentaban, el apóstol Pablo muestra que en cada caso lo que hacía falta era amor. Nosotros también tenemos que reconocer la importancia del amor y aprender a ponerlo en práctica tanto en nuestra vida como en la iglesia.
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