En la segunda mitad del siglo XX, la tecnología de la comunicación ha avanzado a pasos de gigante. Y al iniciar el tercer milenio, Internet y las transmisiones vía satélite han transformado el mundo y se han convertido en el eje central de una sociedad que cada vez se mueve a mayor velocidad y exige estar más informada.
La comunidad cristiana, por su parte, ha experimentado en Latinoamérica un crecimiento espectacular, en el que los medios masivos de comunicación han jugado un papel fundamental. Así, la Iglesia ha entendido la necesidad de utilizar la prensa, la radio y la televisión como instrumentos para la predicación del Evangelio y la formación del pueblo de Dios, cuyos resultados han sido extraordinarios.
Sucede, sin embargo, que este éxito no está exento de peligros. Las incursiones que muchos líderes cristianos realizan en el área de los medios masivos de comunicación, en la mayoría de los casos, no van respaldadas por un mínimo conocimiento académico y técnico de esa ciencia. Lo que deriva en un evidente falta de responsabilidad pastoral y una preocupante ausencia de ética profesional en el uso de esos medios.
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